Evaluación y criterios diagnósticos de la enfermedad de Alzheimer


La enfermedad de Alzheimer es una enfermedad difícil de diagnosticar, ya que se basa en la historia y observación clínica, en las características psicológicas y neurológicas, y en lo que se conoce como diagnóstico de exclusión, que consiste en ir descartando otras patologías mediante la comprobación de rasgos y características que son propios de éstas.  
Actualmente, está catalogada como el tipo de demencia neurodegenerativamás frecuente en los países desarrollados, y su prevalencia se incrementa a medida que aumenta la edad. Sus causas son prácticamente desconocidas, aunque está considerada una enfermedad multicausal y multifactorial, siendo la edad el único factor de riesgo sobre el que no podemos intervenir.

Durante las primeras semanas y meses, se administran pruebasespecíficas de memoria y otras que evalúan el resto de funciones cognitivas. A continuación, detallamos las de uso más frecuente:
  • Memoria: WAIS (subtest de dígitos), Aprendizaje auditivo-verbal de Rey, Historia de Babcock, Test de retención visual de Benton y Reproducción de memoria de la figura compleja de Rey.
  • Atención: Test de colores y palabras de Stroop, Letras desordenadas de Strub y Black, Test de atención y rastreo visual.
  • Habilidad visoespacial: WAIS (subtest de cubos)
  • Lenguaje: Test de vocabulario de Boston.
  • Funciones ejecutivas: Clasificación de tarjetas de Wisconsin, Test del Trazo A y B.
  • Funciones perceptivas y constructivas: WAIS (subtest rompecabezas), Reconocimiento de caras y Juicio de orientación de líneas de Benton.
  • Estado mental general: Test Barcelona (J. Peña- Casanova):  es un instrumento neuropsicometrico desarrollado para evaluar cuantitativamente el estado cognitivo a nivel de orientación, lenguaje, lectura, escritura, reconocimiento visual, memoria, abstracción y posibles daños neurológicos. 
En esta fase del proceso de diagnóstico, se suele realizar un examen físico, algunas pruebas neurológicas, entrevistas con los familiares y una evaluación del estado mental del sujeto. Con estas pruebas, se pretende descartar otras causas habituales de demencia:
  • Examen físico: se realizan pruebas que nos permitan detectar déficits vitamínicos, infecciones crónicas, intoxicaciones por medicamentos o anemia, además de comprobar el estado motor y psicomotriz del paciente.
  • Pruebas neurológicas y neuropsicológicas: las más habituales son la resonancia magnética y la tomografía axial computarizada. Con ellas, se busca hallar signos o evidencias de la presencia de un accidente cardiovascular o de un tumor cerebral. Conviene señalar que, en las primeras fases de la enfermedad, la imagen cerebral de los pacientes puede parecer normal, hecho que dificulta la realización de un diagnóstico precoz y la posibilidad de retardar el curso de la enfermedad.
  • Evaluación del estado mental y psicológico del sujeto: el estado mental se evalúa con el fin de obtener una idea general sobre el funcionamiento de la mente. Así, se trata de averiguar si el paciente es consciente de los síntomas, si sabe la fecha, la hora y el lugar en el que se encuentra,… En lo que referente al estado psicológico, se suele prestar especial atención a los cuadros de depresión. Es habitual evaluar esta área a través de la administración del Inventario de Depresión de Beck. Evaluar correctamente este último aspecto es muy importante, puesto que la depresión puede aparecer de manera concomitante con el Alzhéimer, o bien ser la causa de los desórdenes o trastornos cognitivos.
Criterios diagnósticos de la enfermedad de Alzheimer:
A pesar de no ser el único criterio diagnóstico aceptado y utilizado, el DSM-IV está considerado como el referentes a la hora de evaluar y diagnosticar patologías o trastornos psicológicos.
Criterios del Texto Revisado de la cuarta edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-IV-TR): American Psychiatric Association. Diagnostic and statistical manual of mental disorders.

A. La presencia de los múltiples déficit cognoscitivos se manifiesta por:
A1. Deterioro de la memoria (deterioro de la capacidad para aprender nueva información o recordar información aprendida previamente).
A2. Una (o más) de las siguientes alteraciones cognoscitivas: afasia (alteración del lenguaje), apraxia (deterioro de la capacidad para llevar a cabo actividades motoras, a pesar de que la función motora está intacta),  agnosia (fallo en el reconocimiento o identificación de objetos, a pesar de que la función sensorial está intacta), alteración de la ejecución (planificación, organización, secuenciación y abstracción).
B. Los déficit cognoscitivos en cada uno de los criterios A1 y A2 provocan un deterioro significativo de la actividad laboral o social y representan una merma importante del nivel previo de actividad.
C. El curso se caracteriza por un inicio gradual y un deterioro cognitivo continuo.
D. Los déficit cognoscitivos de los Criterios A1 y A2 no se deben a ninguno de los siguientes factores:
D1. Otras enfermedades del sistema nervioso central que provocan déficit de memoria y cognoscitivos (enfermedad cerebrovascular, enfermedad de Parkinson, corea de Huntington, hematoma subdural, hidrocefalia normotensiva o tumor cerebral)
D2. Enfermedades sistémicas que pueden provocar demencia (hipotiroidismo, deficiencia de ácido fólico, vitamina B2 y niacina, hipercalcemia, neurosífilis o infección por VIH)
D3. Enfermedades inducidas por sustancias.
E. Los déficits no aparecen exclusivamente en el transcurso de un delírium.
F. La alteración no se explica mejor por la presencia de otro trastorno del Eje I (trastorno depresivo mayor o esquizofrenia).


La importancia del diagnóstico diferencial:

Existen diversos problemas clínicos que se parecen a la enfermedad de Alzheimer, de manera que los diagnósticos erróneos se dan en ambas direcciones. Así, diagnosticar Alzheimer cuando el problema se debe a otra enfermedad o diagnosticar otra enfermedad cuando se trata de Alzheimer, es algo que ocurre con frecuencia.

Además de los que hemos visto en el apartado anterior, uno de los diagnósticos erróneos más habituales es el de la demencia vascular. En cierto número de casos, los rasgos de la enfermedad de Alzheimer y los de la demencia vascular pueden estar presentes de forma simultánea. Si ambos coinciden claramente, deberá hacerse un doble diagnóstico y codificación. Si una demencia vascular precede a una enfermedad de Alzheimer, es posible que esta última sea imposible de diagnosticar en la práctica clínica.

Como hemos comentado anteriormente, el diagnóstico no es una tarea sencilla, por lo que es conveniente que pueda hacerse por especialistas y desde las unidades de diagnóstico. Aún con las dificultades comentadas, es importante hacer un diagnóstico temprano, porque es la mejor garantía para potenciar el éxito de los tratamientos posteriores que podamos plantearnos.    

La enfermedad de Alzheimer es una patología que presenta cada vez más incidencia en la población y representa una preocupación creciente en nuestra sociedad. Son innumerables los esfuerzos que se hacen desde todos los sectores para avanzar en el diagnostico y tratamiento, pero aún quedan muchos aspectos de la enfermedad por descubrir.

Aritz Arozarena
Equipo de psicología – Dependentia

 

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