Indicadores del estado de salud mental de las personas

Aunque cada vez sabemos más sobre las diferentes enfermedades mentales y conocemos que éste es un problema que afecta al 20% de la población mundial, a menudo, la sociedad continua utilizando estereotipos que producen discriminación hacia las personas que padecen problemas de salud mental. Las actitudes de marginación y desprecio mantenidas a lo largo de la historia todavía perviven, y hay que desterrarlas. Un error muy común es pensar que la enfermedad mental no es “algo que alguien tiene”, sino “algo que alguien es”. Se identifica completamente a la persona con la patología y se lanzan sobre ella todos los prejuicios generados por los falsos mitos.

No resulta fácil valorar el estado de salud mental de una persona. Además, tampoco es función de cualquier profesional de la salud diagnosticar o decidir cuál es el estado mental de un paciente. Éste es un tema que debemos dejar a los especialistas. Sin embargo, en ocasiones, es interesante y útil poder hacernos una idea del estado mental de las personas que atendemos. Evidentemente, lo primero es conocer su historial clínico, a partir del cual nos informaremos sobre su estado.

Siempre teniendo en cuenta que nosotros no vamos a diagnosticar el estado mental de una persona, sí que podemos tener una serie de indicadores que nos van a ayudar a conocer, a través de la observación cotidiana, en qué situación se encuentra la persona que estamos atendiendo.

Estos aspectos indicativos del estado mental son muy importantes para nuestro trabajo diario, más incluso que el hecho de tener o no “etiquetado” el problema que afecta a la persona. Por tanto, es importante que los observemos y los tengamos en cuenta. Vamos a ver cuáles son estos aspectos a observar:

¿Cómo cuida de sí mismo y de su entorno? Las personas vivimos en sociedad y aprendemos normas de comportamiento desde la infancia para hacer posible esta convivencia con el grupo social.  Algunas de las primeras normas que aprendemos es que tenemos que ofrecer un buen aspecto personal y que tenemos que cuidar del entorno en el que vivimos. Frases del tipo “tienes que vestirte bien”, “recoge tu habitación”, “al acabar de jugar tienes que guardar los juguetes”, “péinate que estarás más guapo”… son frases que todos recordamos haber oído en nuestro proceso de aprendizaje. Cuando la persona joven o adulta pierde el interés por cuidarse y no es capaz de mantener su entorno en adecuadas condiciones, es a menudo un síntoma de su salud psíquica está debilitándose.
Cuidar de tu propio aspecto y el de tu entorno, no implica ir vestido de una determinada manera o tener tú casa perfectamente decorada, si no que lo que quiere decir es que te preocupas de tu aspecto y de tu casa o entorno. Una persona puede dar más o menos importancia a ir a la moda, o a vestir con un estilo u otro, o tener la casa más o menos ordenada, pero siempre intentará esforzarse por verse tal como quiere verse. El síntoma de alarma es cuando “se abandona” y cuando no tiene capacidad de cuidarse o cuidar su entorno, aunque la misma persona no sea consciente de ello.

¿Qué competencias y responsabilidades es capaz de tomar? ¡Esta persona es una incompetente! ¡Esta persona es una irresponsable! Son frases que a menudo utilizamos y que, aunque no siempre están adecuadamente utilizadas, nos pueden dar una pista de que hay o de que está apareciendo un problema de salud mental. 


A menudo las enfermedades mentales disminuyen la capacidad de la persona de hacerse cargo de sus responsabilidades en el ámbito social, familiar y laboral. Esto se traduce en quejas objetivas y subjetivas respecto a la persona enferma.
Estas quejas de la persona suelen ser dificultades para concentrarse, olvidos en temas importantes, cansancio físico y emocional, imposibilidad de acabar los encargos, conductas de riesgo inadecuadas, incremento de accidentes o de la sensación de poder tenerlos… Todo esto tiene como consecuencia que las personas pierdan la confianza en sí mismos, así como por parte de su entorno familiar, laboral y social. 


¿Cómo se enfrenta a sus problemas cotidianos? “Todo se me hace un mundo…” “Por cualquier tontería se altera y grita…” Son comentarios también habituales que nos pueden indicar que la persona sufre una enfermedad mental. Observar como la persona resuelve sus problemas del día a día, es un buen indicador de salud mental. Esto quiere decir que si nos encontramos bien, somos capaces de resolver los problemas a los que nos enfrentamos con éxito, somos capaces de lograr nuestros objetivos. Si no nos encontramos bien, cualquier pequeña tarea nos sobrepasa y somos incapaces de resolverla con éxito.


¿Cómo se relaciona con su familia, amigos y entorno social?  Otro indicador de buena salud mental es una buena relación con familiares y amigos, así como disfrutar del tiempo libre de forma exitosa. Esto no quiere decir tener más o menos habilidades sociales, se trata de observar cómo la persona es considerada y cómo la persona considera a las personas con las que se relaciona. Qué emociones maneja: es querida, es respetada y respetuosa… si la persona se maneja bien en el entorno de las emociones y de las relaciones sociales, es un buen síntoma de salud mental.  Para valorar este factor es importante tener en cuenta si se están produciendo cambios en la forma en que la persona se relaciona con su entorno, porque nos puede dar pistas sobre alteraciones en la salud mental.

¿Cuáles son sus miedos  y como se enfrenta a sus miedos? Si la persona es capaz de enfrentarse a sus miedos, superar sus limitaciones y aprender para seguir adelante, denota una buena salud mental. No tener miedo a nada no es un buen indicador, se trata de que en diferentes situaciones, sobretodo que signifiquen un cambio en la vida de la persona, es normal que las personas tengamos cierto miedo, ciertas dudas, pero a veces estos miedos paralizan totalmente a la persona y esto es un síntoma de que alguna cosa no funciona bien. 

¿Tiene una vida independiente? En resumen, seria lo que podemos concluir como un buen indicador de salud mental. En función de su edad, sus características físicas y personales, su historia personal… podemos decir que la persona es capaz de vivir de forma independiente, resolver sus competencias, atender sus necesidades cotidianas, mantener unas buenas relaciones con su entorno familiar y social, y enfrentarse a su vida con buenos resultados y creciendo personalmente y emocionalmente. Sí la respuesta es afirmativa probablemente estamos hablando de una persona con una buena salud mental.  

Enrique Gómez
Equipo de psicología – Dependentia

 

 

 

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