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La tecnología también puede ser inclusiva

Según los datos que manejan las entidades del Tercer Sector Social, la llamada brecha digital afecta ya al 32% de los hogares catalanes. Un porcentaje que es 8 puntos más alto en el caso de las familias que presentan vulnerabilidad social.

Se entiende por brecha digital la imposibilidad de acceder y utilizar determinados dispositivos digitales (ordenadores, tabletas, teléfonos móviles…) y las redes de comunicación de datos, incluida internet. Una dificultad de acceso que se produce por la falta de medios, pero también por la falta de conocimientos básicos para hacerlo. Un analfabetismo digital que, visto los datos, amenaza con dejar atrás un tercio de la población.

Esta brecha se produce y amenaza con hacerse cada vez mayor porque, precisamente, el resto de la sociedad se mueve en sentido contrario: cada vez son más y más los servicios (públicos y privados) que requieren un mínimo de competencias y aparatos digitales para poder acceder a ellos. Con lo que se da la paradoja de que quizás son los que más los necesitan -por su vulnerabilidad- los que lo tienen más complicado para acceder a ellos, debido a la brecha digital.

Propuestas para todos

Muchas entidades y plataformas del Tercer Sector Social reclaman desde hace años que las innovaciones tecnológicas que van apareciendo de forma constante se diseñen de forma inclusiva, de forma que puedan adoptarlas la inmensa mayoría de la población, incluso aquellos que están amenazados por la brecha digital. Aplicaciones más intuitivas, formularios más sencillos, accesos más fáciles… pero a menudo esto no ocurre.

En cambio, en el último Mobile World Congress (MWC) de Barcelona se presentaron diversas iniciativas, bajo el paraguas de la Taula del Tercer Sector Social de Catalunya, que tienen la inclusividad como bandera:

  • Comunicador táctil. Una app desarrollada en el Centro de Tiflotecnología e Innovación de ONCE que permite a las personas sordo-ciegas comunicarse con cualquiera, gracias a un teclado braille que se conecta al teléfono móvil.
  • Dinder Club. Una app de citas para personas con discapacidad intelectual. Tiene como objetivo ampliar las redes relacionales y de amistad de estos colectivos, a menudo olvidados o marginados en este tipo de aplicaciones. También ofrece planes de ocio, cultura y deporte. Y, por supuesto, no olvida las necesidades sexoafectivas de estas personas. Se ha desarrollado con el apoyo de Dincat, la plataforma que agrupa a varias entidades de personas con discapacidad intelectual.
  • OVACS. Son las siglas de las Oficines Virtuals d’Atenció Ciudadana Social de l’Ajuntament de Barcelona. Están pensadas para facilitar el acceso a trámites, servicios y prestaciones a las personas que lo necesiten.

Otro de los campos que puede servir de mucha ayuda a las entidades del Tercer Sector Social es el big data, el uso y el análisis de datos masivos para mejorar conocimientos, estrategias y objetivos. En definitiva, poder identificar con mayor precisión los problemas para diseñar de forma más cuidadosa las soluciones.

Quique Gómez, director técnico de Dependentia

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