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Mascotas, fieles acompañantes de las personas dependientes

El vínculo emocional que se crea entre los animales y cualquier persona es muy positivo para la salud. Son conocidos los beneficios que tiene criarse junto a una mascota, en el caso de los niños, pero también son muy valiosas para las personas mayores y dependientes.

La presencia de un animal de compañía en la vida de una persona dependiente tiene múltiples beneficios para su salud mental y física. Por eso, cada vez son más las residencias o los centros de ancianos y de rehabilitación que utilizan perros adiestrados como método terapéutico.

Son muchas las mejoras que aportan las mascotas a los ancianos, enfermos con problemas mentales o pacientes con Alzheimer, autismo o síndrome de Down. Así, las terapias con animales son uno de los tratamientos que recientemente se han incorporado en las residencias de mayores.

Gracias a ellas, se consigue mejorar la salud de las personas con edad avanzada y trastornos que las hagan cada vez más dependientes. Las terapias con animales hacen uso del vínculo que se establece entre el animal y la persona, aportando beneficios físicos y emocionales en ambos.

Está demostrado que el estado de las personas dependientes influye en el desarrollo de cualquier situación. Por eso, el bienestar físico y mental que genera la compañía de una mascota ayuda a frenar el avance de las dolencias o revertir algunas situaciones.

¿Qué mascota necesita una persona dependiente?

Los perros de asistencia son, sin duda, perfectos para asistir a personas con alguna discapacidad. Se convierten en fieles compañeros que facilitan el día a día de sus dueños. Incluso les ayudan a superar barreras mentales, miedos o problemas físicos. Cualquier persona con una condición física o psicológica que suponga un límite sustancial en su estilo de vida puede adoptar un perro de asistencia.

Hoy día, se pueden realizar terapias con una gran variedad de animales, más allá de los perros. Un ejemplo es la equinoterapia, que gracias a la asistencia con caballos logra grandes beneficios físicos y mentales en una persona dependiente.

Una vez se deba afrontar la decisión de apoyarse en un animal de compañía para el tratamiento de una persona dependiente, es importante analizar su situación concreta. Es decir, para una persona con movilidad reducida quizás un perro, con la responsabilidad de sacarlo a diario, no sea la opción más adecuada.

Cómo ayudar a una persona dependiente con la compañía de una mascota

Los animales de compañía pueden suponer un gran cambio en la vida de las personas dependientes. Las terapias con animales ayudan a los mayores en diferentes niveles de su día a día, desde el punto de vista emocional hasta el de la salud física.

Los beneficios que pueden aportar las mascotas a personas con algún tipo de dependencia son innumerables. Por ejemplo, convivir con animales de compañía ayudará a disminuir la sensación de soledad, será clave en terapias específicas –para tratar el Alzheimer o el autismo– y fomentará seguir sintiendo que esa persona tienen un deber y un compromiso. Es decir, que sigue siendo útil y necesaria.

Pero los animales de compañía también son muy beneficiosos para personas mayores y pacientes dependientes porque:

  • Fomentan la actividad física
  • Mejoran las capacidades físicas
  • Aumentan el bienestar emocional
  • Incrementan la motivación personal
  • Ayudan a mejorar la memoria
  • Ayudan a evitar la depresión o la tristeza
  • Reducen el estrés
  • Aumentan la confianza y la seguridad
  • Mejoran la autonomía
  • Reducen el miedo y las autolimitaciones
  • Ayudan a la sociabilización
  • Fomentan la comunicación
  • Favorecen la incorporación de una rutina

Cómo escoger al mejor perro

Los perros de asistencia o acompañamiento a pacientes dependientes y/o con discapacidad no deben ser de una raza determinada, aunque se recomienda que sean dóciles, sociables, tranquilos y muy previsibles.

Asimismo, se aconseja que los perros para acompañar a personas dependientes tengan un tamaño mediano o pequeño, para evitar que ejerzan demasiada fuerza sobre su dueño.

Quique Gómez,
Psicòleg centre mèdic Atlàntida

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