Porque tú también podrías encontrarte viviendo en la calle

Artículo 25.1 Declaración Universal de los Derechos Humanos: Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios; tiene asimismo derecho a los seguros en caso de desempleo, enfermedad, invalidez, viudez, vejez u otros casos de pérdida de sus medios de subsistencia por circunstancias independientes de su voluntad. 
Según lo anterior, toda persona tiene el derecho a una vivienda digna, hecho que se sabe de sobra que no es cumplido. ¿Qué sabemos realmente sobre la gente que vive en la calle? 

DATOS SOBRE LA VIDA EN LA CALLE

Según el informe de Yale Global 2017, en el mundo hay un total aproximado de 150 millones de indigentes, y 1.6 mil millones (más de un 20% de la población mundial) viven en asentamientos informales, campamentos o con constantes cambios en el lugar en el que duermen. 
En España el número de personas sin hogar ronda a las 40.000 (Fundación RAIS) y a nivel de Cataluña no se tiene una cifra exacta, pero sí se sabe que Barcelona es el municipio que tiene más personas contabilizadas: 1.026 personas durmiendo en la calle, 1.954 en albergues y recursos públicos y privados y 415 en asentamientos, según las cifras del último recuento de la Fundació Arrels. A la vez, es la ciudad española con más personas en la calle. La gran mayoría son hombres.
En Europa la situación no es muy distinta que en España, ya que solamente ha habido un estado de la Unión Europea que haya mostrado una reducción de la indigencia en los últimos años. Con su política “Vivienda primero”, Finlandia prioriza, no tanto el refugio inmediato sino el acceso a una vivienda estable. 

¿CÓMO SE LLEGA A VIVIR EN LA CALLE Y QUÉ GENTE LO HACE?

El escalón que hay entre vivir en un hogar y pasar a vivir en la calle es muy pequeño, y el paso de una situación a la otra se puede dar por muchas causas y en cómo estas se gestionan. Algunas dependen de uno mismo pero otras tienen una gran influencia de la sociedad: el paro, el precio de la vivienda, la rigidez de los servicios sociales, un divorcio, la muerte de un ser querido, el estado de salud… 
Un estudio de Caritas Badajoz concluyó que en torno al 60% de las personas que acaban en la calle lo hacen por problemas familiares. 

¿CÓMO AFECTA A NIVEL PSICOLÓGICO EL HECHO DE VIVIR EN LA CALLE?

Según un estudio de la Universidad de KwaZulu-Natal y el Colegio Universitario de Ciencia y Tecnología Regent, un 87% de los jóvenes que viven en la calle presentan patologías a nivel psicológico. Un 68,9% con problemas emocionales, un 73,8% con problemas de conducta, y un 53,9% hiperactividad e inatención. 
En la Llar Pere Barnés de la Fundació Arrels (Barcelona) se acoge a hombres y mujeres que presentan una o más de las siguientes situaciones: consumo de alcohol, enfermedad mental y enfermedades neurológicas. El 89% de los residentes recién llegados, tenían un deterioro cognitivo o demencia leves. El 77% sufría apatía, es decir, falta de motivación crónica que afecta a las emociones y la capacidad para relacionarse. 
En el mismo centro, 18 meses después de haber recogido los datos anteriores, se volvió a hacer una evaluación y se observaron los siguientes cambios: 
* El porcentaje de personas cognitivamente normales pasó del 11% al 27%.
* Bajó el porcentaje de demencias y, en general, se dio una mejora cognitiva y de la memoria.
* Disminuyeron los casos de depresión, delirios, alucinaciones e irritabilidad, aunque aumentaron los trastornos alimentarios. 

¿CUÁLES SON LOS PRINCIPALES PREJUICIOS Y MITOS QUE SE TIENE DE LAS PERSONES QUE VIVEN EN LA CALLE? 

Los 3 prejuicios principales: 
a. DROGAS: El alcoholismo o el consumo de drogas no son la única causa para llegar a vivir en la calle. En muchas ocasiones pueden ser una consecuencia de encontrarse en la calle. Muchas personas comenzaron a beber porque querían evadirse, dejar de pasar frío y no pensar que los podían agredir. 
b. HOGAR: ¿Por qué hay personas que duermen en la calle y no quieren ir a un albergue aunque haga frío? Los motivos están relacionados con que estos lugares a menudo implican compartir el espacio con mucha gente, falta de intimidad y tranquilidad y tener que dejar fuera los bultos y los animales de compañía. 
c. TRABAJO: Muchas personas que duermen en la calle han trabajado, algunas trabajan en la economía irregular y otros tienen un empleo normalizado pero los ingresos son muy bajos y
no alcanzan para pagar un alojamiento. También hay personas que nunca podrán volver a trabajar porque la vida en la calle les ha afectado gravemente y su salud es muy frágil. 
Los 2 mitos más populares: 
d. RECURSOS: Siempre se ha dicho que quién vive en la calle lo hace porque quiere, ya que hay recursos suficientes para todo el mundo. En contraposición a esto, se sabe que no son suficientes, ya que hay largas listas de espera para entrar en albergues y viviendas. Los recursos no están pensados teniendo en cuenta las necesidades de la persona; alivian necesidades inmediatas y temporales pero no miran a medio ni largo plazo. 
e. IMPOSIBLES: Se piensa que no es posible que toda aquella gente que vive en la calle deje de hacerlo. Se ve como un problema poco prioritario y a la vez poco viable a nivel económico. Finlandia rompe el imposible siendo el primer país europeo que casi ha conseguido el reto de no tener a nadie durmiendo en la calle, implementando una estrategia nacional para abordar el sinhogarismo con soluciones que se basan en la vivienda estable como punto de inicio para resolver los otros problemas que pueda sufrir la persona. 
Muy probablemente, provocar un cambio a nivel de concepción social sobre las personas que viven en la calle es más complicado que conseguir que se reduzca significativamente el número de indigentes. También es lógico pensar que si las personas que viven en la calle logran tener una vivienda estable, y así aumentar sus posibilidades de mejora en todos los sentidos (higiene, trabajo, salud…), la percepción de la sociedad sobre estas personas cambiará, ya que la condición que los liga a todos estos prejuicios desaparecerá. En definitiva, el punto de partida para provocar un cambio real seria implementar el sistema “Vivienda primero”. Lo único necesario para conseguir que esto suceda son las ganas que tengan o que dejen de tener desde los gobiernos para invertir un dinero que en ningún caso es excesivo.
Joel Funtane
Equipo Dependentia

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