Si “Un abrazo vale más que mil pastillas” ¿por qué seguimos encontrándonos cuadros de depresión en personas mayores que no tienen que ver con las carencias afectivas?


Es erróneo considerar normal que, cuando una persona mayor se deprime, está atravesando un proceso habitual de la propia vejez, por lo que, la mayoría de las veces, estas personas no son diagnosticadas ni tratadas como es debido. Si bien es cierto que, habitualmente, son los propios ancianos los que únicamente describen los síntomas físicos cuando van al médico, es tarea de profesionales y familiares advertir los signos que pueden hacer pensar que tenemos delante un cuadro depresivo. La depresión crónica tiene consecuencias, tanto físicas como mentales, que repercuten directamente en la calidad de vida de las personas, y que pueden empeorar problemas de salud ya existentes y desencadenar algunos nuevos.
Aunque la depresión puede aparecer de forma espontánea, con cierta frecuencia, puede ser desencadenada por algún acontecimiento angustioso como la pérdida de un ser querido al que se estaba muy apegado, y por el proceso de duelo que se origina posteriormente. Conviene decir que no todos los ancianos tienen la misma vulnerabilidad a la hora de padecer depresión, pero sí que parece ser que las mujeres tienen un riesgo algo mayor que los hombres.
A continuación, agrupamos las principales causas que pueden conducir a las personas de la tercera edad hacia un proceso de depresión:
La pérdida de salud que acontece con la edad: condiciona el deterioro funcional con tendencia a la dependencia física y pérdida de autonomía. Las personas de edad avanzada van sintiendo un progresivo descenso en el control que ejercen sobre sus vidas, debido principalmente a cambios físicos como la pérdida de visión o de audición. Todos estos aspectos contribuyen al surgimiento de emociones negativas (tristeza, baja autoestima,…) que, a su vez, favorecen el aislamiento social y la apatía. En relación con ésto último, llega un momento en el que el anciano se encuentra con la pérdida de roles en el seno de la familia debido a la salida de los hijos, y con que juega un papel menor dentro de la misma.



Pérdida de roles en el seno de la familia con la salida de los hijos y un papel menor del abuelo dentro de la misma.
 

Cambios con la llegada de la jubilación, que condiciona un cambio brusco en la actividad y relaciones sociales.
 

Factores biológicos presentes, aunque no suficientes para la depresión: cambios en la estructura cerebral, neurotransmisión, sistemas hormonales, La merma de la capacidad económica que acontece a la jubilación, y que condiciona un cambio brusco en la actividad y en las relaciones sociales. 

La pérdida de familiares, amigos y seres queridos que, en ocasiones, se acompaña de reacciones de duelo patológico, produce sentimientos de aislamiento y desesperanza que pueden llegar a desencadenar ideas suicidas en los ancianos que presentan algún tipo de discapacidad, grado de dependencia, o que simplemente están confinadas y mal atendidas en hogares de ancianos. El índice de mortalidad de los hombres y mujeres de la tercera edad que tienen depresión y sentimientos de soledad es mayor que el de aquellos que están satisfechos con sus vidas. 
Imagen: paloma.cl
Factores psicobiológicos para la depresión: cambios en la estructura cerebral, en la neurotransmisión y en los sistemas hormonales.Las personas mayores tienen un riesgo elevado de sufrir isquemia, ya que con el paso del tiempo, la sangre puede espesarse y los vasos sanguíneos pueden estrecharse, evitando que la sangre fluya con normalidad hacia el cerebro. Si esto sucediera, el anciano  sin una historia familiar de depresión puede desarrollar lo que a veces se denomina «depresión vascular». Aquellos que padecen depresión vascular corren el riesgo de sufrir enfermedades cardíacas, apoplejía u otras enfermedades vasculares. Otros estudios recientes parecen indicar que las bajas concentraciones de folato en la sangre y el sistema nervioso pueden contribuir a la depresión, el deterioro mental y la demencia. Los investigadores también sospechan que puede existir una relación entre la aparición de la depresión en la vejez y la enfermedad de Alzheimer.

Aritz Arozarena
Equipo de psicología – Dependentia

Esta entrada tiene 3 comentarios

  1. Lucia Casimiro

    Me ha gustado mucho este articulo. Creo que la depresión es una enfermedad y no siempre la vemos así, hay personas que no entienden el sufrimiento de una persona deprimida y realmente es muy duro.

  2. Grupo Sanyres

    Muy bien abordado este artículo, compañeros. Muchas personas no asumen que los cambios propios del paso del tiempo pueden causar esos cuadros depresivos de los que habláis, lo que no saben es que pueden abordarse de diferentes maneras.
    Os invitamos a complementar este artículo con algunos consejos y tratamiento que proponemos en este artículo: http://gruposanyres.es/?p=7022
    Saludos y buen trabajo!

  3. Unknown

    Muy bien explicado. Un familiar, además de depresión, nos hizo pensar que tenía algún tipo de anorexia. Se lo comentamos varias veces a los doctores, pero no lo consideraron valorable. Para nosotros tenía todos los síntomas. Adelgazó un montón de kilos y cada vez que veía comida, le daban arcadas. Incluso, una vez, por la autopista dijo que "olía las comidas de los restaurantes de carretera". Los sanitarios deberían tener en cuenta estos síntomas si los refieren los familiares.
    Gracias por vuestro trabajo.
    Saludos

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