Un día especial en la vida de Marta (84 años)



Son las once de la mañana y, un día más, Marta ya está sentada en su butaca de siempre. En aquel rincón, podría decirse que la butaca ya ha cogido su forma. Ella mira el exterior como si nadie la entendiera y de una manera especial es así. Interiormente se siente incomprendida, pero acepta humildemente que es así.

Nadie sabe qué le ha llegado a pasar en la vida para acabar sentada en aquella butaca. Tiene todo el tiempo del mundo. Ella está bien cuidada, no le falta nada, sólo la comprensión de una mujer luchadora que se ha comprometido con los suyos con mucho amor.


A pesar de que no pensaba que acabaría así, la vida en occidente es de esta manera, aquí es difícil compaginar el trabajo con el cuidado de las personas mayores. Ella, que ha viajado a Perú y a India cuando era más joven, sabe que en otros lugares la familia se hace cargo de la gente mayor y son tratados como alguien con experiencia. Aquí la vida es muy dura si no trabajas y tienes un buen sueldo. Para cuidar a una persona se requiere mucha paciencia, y Marta sabe con certeza que los suyos no harían todo esto de cuidarla.

Prefieren que esté en un sitio e ir a visitarla, aunque su ilusión es estar con sus nietos y bisnietos, como ella hizo con sus padres. Tampoco se queja porque vienen cada tarde a verla. Hacen turnos. Un día viene Marc y otro día Mariona. Le traen lo que necesita, pero se da cuenta de que ya no necesita nada material. Lo que le falta es llenar ese vacío que siente en las entrañas y que a veces le hace llorar, pero ella respira y lo acepta.


De vez en cuando, se da cuenta de que la única forma para superar esta situación es pasar por el mismo trance. A pesar de que tiene mucha memoria y se acuerda de los buenos tiempos (cuando le gustaba un chico o presumía con sus amigas de los hijos y los nietos,…), desde que murió Ramón (su marido) experimentó un bajón muy fuerte, ya que estaba muy unida a él y fue un golpe muy duro para ella.
Imagen: Marysol*

Hoy es 4 de mayo, su cumpleaños, pero nadie la ha felicitado, ni siquiera la auxiliar que se encarga de ella. Además, mañana es día de trabajo y sabe que será un día como cualquier otro día, a pesar de que ella ha cuidado los detalles, aniversarios y gustos personales de todo el mundo. Ha sido una persona muy especial. Por la tarde ha venido la terapeuta que les da musicoterapia. Después de la música, la  la han llevado a dar un paseo por el jardín, en su silla de ruedas, claro.

Finalmente, se dirigen a una sala que tienen apartada para reuniones, “qué raro piensa. ¿Por qué venimos aquí? Yo no tengo que hacer nada en este lugar”, piensa sin decir nada. Entra en la sala y todo está a oscuras, “ay, ay, ay, qué mala espina”.
Se encienden las luces y se encuentra con sus hijos, nietos, bisnietos (la familia al completo), alguna amiga más joven que ella y alguna representante de la residencia como la auxiliar (los más íntimos). 
Marta hace 85 años. ¡¡¡¡¡¡SORPRESA!!!!!!!

Cristina Chorro Gregori

 Auxiliar de Geriatría
 Dependentia

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