Ética en los Servicios de Ayuda a Domicilio


El estudio de la ética debe conseguir, con el tiempo, crear sociedades más justas y morales, donde las personas gocen de la libertad de vivir, donde se cree un sistema en el que las personas no se vean obligadas a robar para salvar vidas, donde cada individuo sea considerado un fin y no un medio, donde se cree un sistema punitivo que sea aceptado y válido para el conjunto de la sociedad y para entender qué es un ser humano y como se pueden preservar en él cosas tan poco tangibles como la integridad, la autonomía, la libertad y el bienestar. 
En 2004 J. Barbero Gutiérrez et altres, publicaron un estudio titulado: “Efectividad de un curso de formación en bioética y de la implantación de una checklist en la detección de problemas éticos en un equipo de soporte de atención domiciliaria”. Las conclusiones de este estudio indican que un grupo de profesionales de la ayuda a domicilio era capaz de reconocer y describir muchas más problemáticas éticas en su trabajo después de recibir una formación en bioética, que antes de esa formación. No es extraño que las personas sean más hábiles en algunos temas después de recibir formación, de hecho ese es el objetivo de la formación y hay que tener en cuenta que esos problemas que ahora son capaces de localizar ya existían antes de recibir la formación solo que no eran capaces de verlos. Entonces, ¿qué reflexión podemos sacar de este estudio?

Un profesional de la medicina debe estar formado en la ciencia de tratar y curar las enfermedades, al igual que un fisioterapeuta debe estar formado en todo aquello referente a los órganos encargados del movimiento de las personas. No nos resulta tan evidente que estos mismos profesionales deban estar formados en cuestión de ética y moral para el desarrollo de su actividad profesional. Lo que concluimos con el estudio es la importancia y la efectividad que tiene enseñar a los profesionales un código deontológico, fruto de la reflexión de diferentes expertos en la materia. 
Existen diferentes aspectos que convierten los servicios de ayuda a domicilio en un tema lo suficientemente sensible para que la ética tenga un peso vital en el desarrollo de la profesión. El hecho de trabajar con personas normalmente vulnerables y dependientes, en contextos difíciles, y en el mismo domicilio del paciente, son sólo algunos factores que deberían hacernos reflexionar. Debemos interesarnos y formarnos en cuestiones éticas para saber qué debemos hacer o a quién recurrir cuando no sepamos qué camino tomar, y se nos presente un dilema. 
Resulta interesante estudiar cómo los seres humanos distinguimos lo bueno y malo en los diferentes contextos, ya que los mecanismos que nos hacen tomar decisiones morales aún son un misterio. Sin embargo, mediante el uso de los dilemas morales y el análisis de sus respuestas podemos entender cómo justificamos nuestras decisiones. Uno de los más conocidos es “el dilema de Heinz”, utilizado para entender el estadio moral de las personas y para  hacer una diferenciación entre ética y moral, que aunque comparten un mismo origen etimológico, sus definiciones se han ido separando cada vez más. 
Una mujer se está muriendo de un extraño cáncer. Hay un fármaco que, a parecer de los médicos, puede salvarla, una forma de  radio que un farmacéutico de la ciudad ha descubierto recientemente. Pero el farmacéutico cobra cuatrocientas cincuenta mil pesetas por una pequeña dosis, un precio diez veces superior al coste del fármaco. El marido de la enferma, Heinz, pide dinero a amigos y familiares, pero no consigue sino la mitad del precio de la medicina. Heinz suplica al farmacéutico que le venda a precio más bajo o que le deje pagar más adelante. El farmacéutico se niega recordando que con mucho esfuerzo ha descubierto el fármaco y ahora quiere sacar beneficio. Finalmente, Heinz, en un ataque de desesperación, entra a la fuerza en la farmacia y roba la medicina que su señora necesitaba”.
Heinz ha robado la medicina. Pero ¿debía o no robarla?
Este dilema sirve para el debate entre la ética y la moral. Las leyes existen como una moralidad artificial que nos ayuda a vivir en sociedad. Por ello Heinz no debía robar este fármaco y debe ser castigado por la justicia pues entendemos que no se debe robar nunca. No obstante, Heinz puede considerar que moralmente debe robar ese fármaco para su mujer, por lo que pese a que la sociedad debe castigar al acto de robar, Heinz no sufrirá mal de conciencia por lo que ha hecho. Lo que no se puede hacer a nivel legal es no condenar el robo ya que creamos un precedente en el que robar puede ser una solución legal. Lo que pretende además este debate es hacer entender que debemos orientar los esfuerzos en crear una sociedad en que este tipo de situaciones no se den. Lo importante de este dilema es que nos hace empatizar con la persona que está robando, hace que lo justifiquemos y no deseemos castigarle. 
En una misma sociedad conviven diferentes sensibilidades que provocan ciertas incompatibilidades. Se hace necesaria una normativa moral artificial y exterior a los individuos que regule a nivel colectivo lo que está bien y lo que está mal. La existencia de un código éticoque regule los servicios de ayuda a domicilio tiene como ventaja que nos da unas directrices fijas a las que ceñirnos en el caso de que no sepamos cómo actuar. Las personas pueden tener opiniones distintas respecto al momento y la manera en la que tienen que actuar en el caso de que observen a una persona siendo maltratada. Para rebajar esa tensión existe el código deontológico que regula la actividad y da respuesta a los dilemas éticos que puedan surgir durante la actividad.  
El hecho de trabajar en el domicilio del usuario requiere unas actitudes diferentes a las que serían necesarias en un centro hospitalario. El domicilio tiene un significado emocional para el usuario que debemos respetar. Por mucho tiempo que el profesional esté trabajando en el mismo hogar, debe recordar en todo momento que está en casa de otra persona, y que debe limitar sus movimientos a la tarea que se le ha encomendado sin realizar cambios y cuidando los objetos que puedan haber. El profesional debe ser respetuoso con los ritmos de ese hogar y con la libertad que todo individuo goza en su casa.
Otro de los puntos sensibles en la ética de la ayuda a domicilio es el respeto a la intimidad. En muchas situaciones podemos no tener en cuenta el sentido de intimidad del usuario, ya que, personalmente no lo compartimos o tenemos unos baremos diferentes sobre nuestro cuerpo, sobre expresar nuestras emociones, etcétera. Por ello es importante mantener una comunicación constante con el usuario, informando de lo que vamos realizando para que de esta manera el usuario se sienta con la libertad de expresar una negativa ante algo que estemos a punto de hacer. Hay que tener en cuenta que existen varias dimensiones de la intimidad, todas importantes: corporal, emocional y espiritual, entre otras. 
Respecto a la intimidad corporal, el profesional actuará siempre con la máxima diligencia, será prudente y sensible y evitará hacer valoraciones sobre aspectos corporales de la persona atendida, siempre tratará de mantener esa intimidad de la vista de otros. La intimidad emocional hace referencia a aquellos sentimientos y emociones que la persona usuaria guarda para sí misma, y que en algunas ocasiones puede expresar en presencia del profesional que le atiende. Es deber del profesional mantener el secreto profesional y no desvelar a otros informaciones desveladas por su usuario. En los momentos en que el usuario pueda abrirse emocionalmente al profesional, éste realizará soporte emocional y tratará de que el usuario se sienta acompañado y atendido. Respetar la intimidad espiritual es simplemente respetar las creencias del usuario y no entrar en valoraciones personales acerca de la fe del usuario, además velará para que el usuario pueda expresarlas libremente. Para muchas personas ancianas y vulnerables sus creencias constituyen el estimulo que les ayuda a vivir y enfrentarse a las dificultades. El profesional facilitará, en la medida de lo posible, tales actividades. 
Estos son solo algunos de los aspectos éticos que debemos tener en cuenta a la hora de atender a un usuario en su domicilio. Existen muchas más situaciones complicadas en que nos puede surgir un dilema y no sabemos cómo actuar, por ello es importante estar informado en estas materias. Los coordinadores siempre estarán dispuestos a ayudar y a dar consejo, y te animamos a que consultes cualquier duda antes de actuar de forma imprudente. Siempre es mejor pedir permiso que perdón.

Aitor Morillas Millán
Equipo de Dependentia

Esta entrada tiene un comentario

  1. Unknown

    Me ha parecido muy interesante este articulo. Trata un tema muy importante en el ámbito de la salud, del que se habla poco, y sin embargo es un aspecto tan básico que deberia ser el principio de cualquier iniciativa relacionada con la atención a las personas.

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