La soledad: estar solo o sentirse solo


La soledad, como tal,  tiene una alta incidencia en la población en general, y también en personas que presentan algún tipo de desajuste emocional o psicológico. Se trata de uno de los factores que pueden desencadenar otros desórdenes como la depresión, la ansiedad, e incluso el suicidio.

Estar solo es un hecho común para todos porque no siempre estamos acompañados. Cuando estamos solos nos podemos sentir bien, podemos descansar, disfrutar de la naturaleza, tomar el sol, caminar, meditar, hacer lo que queramos,… sin la compañía de otras personas.
soledad ansiedad y depresión
Sentirse solo es diferente, ya que podemos sentirnos solos también en compañía de otros.
El sentimiento de soledad está relacionado con el aislamiento, la noción de no formar parte de algo, la idea de no estar incluido en algún proyecto y el sentimiento de que no le importamos a nadie. Ésto nos puede llevar a la depresión, cuando además nos sentimos culpables de nuestra propia soledad.
Al sentirse solo, un individuo está menos involucrado con su ambiente y, por tanto, tiene menos probabilidades de comprometerse con su cuidado personal. Consideramos que alguien está solo cuando no mantiene comunicación con otras personas o cuando percibe que sus relaciones sociales no son satisfactorias.
Podemos definir la soledad como el resultado de unas relaciones sociales deficientes que constituyen una experiencia subjetiva. Estaríamos hablando de soledad emocional cuando notamos la ausencia de una persona que nos producía satisfacción y seguridad.  Por otro lado, la soledad social supone la no pertenencia a un grupo que nos ayuda a compartir intereses y preocupaciones.
Cuando la habilidad para mantener relaciones personales es deficiente, aumenta la probabilidad de quedarnos solos, ya que las relaciones que mantenemos son menos entusiastas y empíricas.
La definición más común de soledad es la carencia de compañía, que tiende a vincularse con estados de tristeza, desamor y negatividad, obviando los beneficios que una soledad ocasional y deseada puede reportar. 
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Cuando por la separación de la pareja,  el fallecimiento de un ser querido u otra causa desaparece de nuestra vida alguien a quien hemos amado o que ocupaba un espacio en nuestra cotidianidad, nos invade una particular sensación de soledad, un vacío que nos sume en la tristeza y en la desesperanza.
Somos seres sociales que necesitamos de los demás para hacernos a nosotros mismos. Y no sólo para cubrir nuestras necesidades de afecto y desarrollo personal, sino también para afianzar y revalidar nuestra autoestima, ya que ésta se genera día a día en la interrelación con las personas que nos rodean.
La pérdida es irremplazable pero no debe ser irreparable. El hueco quedará ahí, pero si nos permitimos sentir la tristeza y nos proponemos superarlo a base de confianza en nosotros mismos, podremos reunir fuerzas,  al menos para restablecer nuevas relaciones que cubran parcialmente el déficit de amor que la ausencia del ser querido ha causado.
Hemos de intentar que la carencia de esa persona no se convierta en la carencia general de relaciones. Esta soledad es dolorosa, pero podemos convertirla en positiva si la interpretamos como una oportunidad para aprender a vivir el dolor sin bloquearnos.
Debemos interiorizar y controlar el dolor, sabiendo que es parte inherente, aprendiendo a no tenerlo y a no mantenernos al margen del sentimiento, como si se tratara de una incapacidad o de una debilidad.
La soledad es una situación que hemos de aspirar a convertir en transitoria y que conviene que la percibamos como “no traumática“, aunque es conveniente que en ocasiones optemos por la soledad en los momentos que dedicamos a pensar en nuestras cosas.
Para concluir os invito a leer un pequeño cuento de la autora Liana Castello que se titula El globo y el pájaro, un gran reflexión sobre la libertad y la soledad.

Antonia Ordóñez.
Psicóloga – Equipo de Dependentia.

Esta entrada tiene un comentario

  1. Unknown

    Me ha encantado este articulo. Estoy muy de acuerdo con lo que dice. Destaco la frase "La pérdida es irremplazable pero no debe ser irreparable", creo que puede ser muy importante para superar situaciones muy duras.

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