Procesos psicológicos internos que influyen en las conductas de salud y enfermedad:


Ya vimos con anterioridad como algunas variables externas como el aislamiento social o los acontecimientos de la vida, tienen efectos sobre las conductas de salud de las personas. En esta entrada, nos vamos a centrar en los procesos internos que favorecen estilos de vida saludables o, por el contrario, conductas perjudiciales para la salud.
Autoconcepto:
Se denomina autoconcepto a la percepción que cada persona tiene de sí misma, de sus cualidades físicas, psicológicas, intelectuales, afectivas y sociales. Se ve influido por la relación que establecemos con el entorno, por la valoración que hacemos de nosotros mismos, de nuestro comportamiento y de nuestros resultados, pero sobretodo, por la interpretación e interiorización de la opinión que tienen los demás sobre nosotros. 
Existen dos aspectos relacionados con el autoconcepto: la autoimagen y la autoeficacia. La autoimagen es el esquema mental que tenemos de nuestra propia imagen corporal, mientras que la autoeficaciaes la creencia en nuestras capacidades para obtener lo que nos proponemos. Ambas características se configuran a través de la confrontación con los mensajes verbales y no verbales de las otras personas, y de los modelos de conducta aprendidos durante la infancia.
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Una autovaloración personal especialmente negativa puede aumentar nuestra vulnerabilidad a determinados trastornos y enfermedades, y tener repercusiones importantes en nuestra salud física y psicológica.
Autoestima:
El autoconcepto está especialmente vinculado a la autoestima, que es el sentimiento de aceptación y aprecio que se tiene hacia uno mismo, de competencia y de valía personal.  La autoestima nos impulsa a actuar y nos aporta motivación para conseguir nuestros objetivos. Influye en cómo nos tratamos a nosotros mismos, en cómo tratamos a los demás, en cómo nos tratan los demás y en los resultados que obtenemos. Marca en gran medida la calidad de nuestra  relación con la familia, la pareja, los amigos o los compañeros. Una relación basada en la desvalorización tiene como consecuencia  respuestas tanto sumisas, de timidez y retraimiento, como agresivas. La autoestima, por su  parte, nos lleva a una interacción con los demás basada en la autoafirmación, a la vez que en el respeto hacia el otro (asertividad). 
Encontramos una serie de problemas de salud que pueden tener su origen en una baja autoestima:

  • Insomnio: Si no podemos dormir bien, nos podemos irritar con facilidad, sufriremos dificultades para concentrarnos e, incluso, podemos sentirnos deprimidos.
  • Desórdenes alimenticios: Una de las principales causas de los desórdenes alimenticios es la baja autoestima y la baja autoimagen que se tiene de uno mismo.
  • Hipertensión: Algunas de las causas más comunes de la hipertensión son la obesidad, la falta de ejercicio físico y el estrés emocional. Las personas con baja autoestima tienen una actitud negativa y, por tanto, ven los desafíos de la vida como problemas que no pueden resolver.
  • Depresión: Las personas con baja autoestima tienen tendencia a deprimirse.

Autoaceptación:
El reconocer que tenemos una serie de cualidades y limitaciones, permite asumir y aceptar constructivamente las características que difícilmente pueden ser modificadas. En este sentido, es importante tomar conciencia de las limitaciones físicas que tiene el cuerpo humano, y entender que las conductas nocivas también tienen efectos perjudiciales sobre uno mismo.
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Autocontrol:
Es la capacidad que tiene una persona para controlar sus decisiones. Ésto tiene un papel fundamental sobre las decisiones sobre el autocuidado, ya que el control interno está relacionado con las creencias que tiene la persona y la capacidad para influir en el curso de la propia salud. 
Resiliencia:
Aquella capacidad humana para hacer frente a las adversidades de la vida, superarlas y salir de ellas fortalecido o incluso transformado. Permite focalizar los aspectos que protegen a las personas ante las adversidades y trabajar sobre sus recursos y fortalezas, promoviendo el desarrollo humano como posibilidad de aproximarse a sus condiciones de calidad de vida. El enfoque de la resiliencia muestra que es posible abordar las oportunidades de desarrollo humano, a pesar de la adversidad.
La resiliencia es importante en el autocuidado porque facilita a las personas actuar de forma más saludable frente a los obstáculos que se encuentran en el camino hacia la calidad de vida. 
Las creencias de salud:
Se trata de las creencias que tiene un individuo y la manera en que se estructuran y organizan, orientando su comportamiento hacia un mayor o menor riesgo de enfermar. Según este concepto, el comportamiento dependería de dos variables: el deseo de evitar la enfermedad (o de ponerse bien si se está enfermo), y la creencia de que una acción de salud específica podría prevenir o mejorar la enfermedad
Las dimensiones establecidas son:

  • Susceptibilidad percibida: se refiere a la percepción subjetiva del individuo del riesgo de contraer una enfermedad. Existe gran variabilidad entre las personas en lo referente a la vulnerabilidad subjetiva.
  • Severidad percibida: se incluyen evaluaciones de las consecuencias clínico-médicas (dolor, incapacidad, muerte,…) y de las posibles consecuencias (efectos de la enfermedad sobre el trabajo, la vida familiar y las relaciones sociales).
  • Beneficios percibidos:  la mera aceptación no define la puesta en marcha de la acción que probablemente será emprendida, sino que se condiciona a las creencias que la persona tiene sobre las distintas acciones disponibles para reducir la amenaza de la enfermedad.
    Así, de un individuo “suficientemente amenazado” podría no esperarse la aceptación del tratamiento de salud recomendado, a menos que fuera percibido como factible y eficaz.
  • Barreras percibidas: los aspectos potencialmente negativos de una acción de salud particular pueden actuar como barreras para llevar a cabo dicha acción. Se cree que se da una especie de análisis de coste-beneficio, en el que el individuo sopesa la efectividad de la acción contra percepciones tales como que la acción puede ser cara en términos de dinero, peligrosa, displacentera, inconveniente, costosa en tiempo,…
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Aritz Arozarena 
Equipo de psicología – Dependentia

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