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Teleasistencia y atención domiciliaria

La esperanza de vida ha aumentado considerablemente, en los últimos años, y, con ella, el número de personas mayores que requiere una atención especial. El servicio de teleasistencia domiciliaria es un recurso que permite la permanencia de los usuarios en su casa, así como el contacto con su entorno sociofamiliar, evitando el desarraigo y asegurando la intervención inmediata en crisis personales, sociales o médicas para proporcionar seguridad y mejorar la calidad de vida.

Con solo pulsar un botón, las personas mayores, enfermas o con alguna discapacidad pueden entrar en contacto con una central de atención permanente, donde un equipo de profesionales dará una respuesta inmediata a sus necesidades en cualquier momento.

Con este servicio, esas personas pueden hacer frente a situaciones de emergencia que por su estado no pueden solventar por sí solas. Un dispositivo de fácil manejo permite al usuario conectarse desde su domicilio con un equipo especializado las 24 horas del día, todos los días del año. Constituye, por tanto, un importante elemento de tranquilidad para aquellas personas que pasan la mayor parte del tiempo solas (así como para sus familiares) o que sufren temor o angustia por aislamiento demográfico.

Al alcance de la mano

El usuario de la teleasistencia lleva (en forma de medallón colgado al cuello o de pulsera) un dispositivo que conecta con un sistema de comunicación de manos libres, con alcance suficiente desde cualquier punto de la casa. Algunos de estos aparatos se pueden llevar para dormir sin problemas, e incluso bañarse con ellos.

Este dispositivo técnico, que cuenta con un botón para presionar en caso de necesidad, se completa con un terminal, similar a un teléfono, que conecta con una central de atención permanente desde la que un equipo de profesionales da respuesta inmediata a cualquier emergencia o eventualidad.

Actualmente, los servicios de teleasistencia tienden a perfeccionarse y a aportar nuevas facilidades para los usuarios. Mediante el uso de cámaras, sensores, pulsadores y alarmas, permiten el control del usuariodentro de su hogar. Este tipo de dispositivos pasivos activan las alarmas cuando una función diaria no se lleva a cabo durante cierto tiempo y alertan sobre emergencias: fuego, escape de humos, fugas de gas, hurto o intrusión, entre otros.

Necesidades del usuario

Son muchas las situaciones en las que un usuario de la teleasistencia puede necesitar atención o ayuda. En esos casos, los profesionales del servicio de atención domiciliaria se encargan de movilizar los recursos que hagan falta para proporcionar una respuesta adecuada a cada necesidad.

  • La teleasistencia es una herramienta fundamental cuando se requiere una atención y respuesta inmediatas, como caídas, desorientación, intoxicaciones, quemaduras y otras urgencias vitales.
  • También cuando la persona requiera compañía, por ejemplo, en casos de soledad o depresión, los profesionales de teleasistencia tratan de mantener con ella un contacto estrecho y periódico.
  • En ocasiones, el servicio programa llamadas o notificaciones para recordar al usuario los medicamentos que debe tomar, las dosis o las citas médicas que tiene pendientes.
  • Para aquellos usuarios que quieran contar con atención inmediata también fuera de casa, existe la teleasistencia móvil, con dispositivos que incluyen la geolocalización (GPS), para que, en caso de desorientación y pérdida del usuario, sean fácilmente localizables. 
  • Otro tipo de teleasistencia más especializada es la médica, dirigida a enfermos crónicos, paliativos o convalecientes, que permanecen en su hogar y requieren algún seguimiento médico continuo desde el centro sanitario. El sistema les permite permanecer en contacto con su especialista sin acudir a consultas.

¿A quién va destinado?

Este servicio, que puede ser público o privado, va dirigido a personas con enfermedades crónicas o discapacidad y a ancianos que viven solos o pasan gran parte del día sin compañía. También está recomendado para los mayores que conviven con otras personas en situación similar de incapacidad funcional.

Las únicas limitaciones para el uso de estas herramientas son el padecimiento de trastornos mentales graves, incluidas las demencias seniles, la sordera u otras incapacidades que imposibiliten la correcta utilización del dispositivo.

Quique Gómez
Director de Dependentia

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